La muerte de Bin Laden y el viejo truco del miedo.

Osama Bin Laden, el supuesto autor de los atentados del 11 de septiembre, fue asesinado el domingo pasado a causa de un operativo estadounidense y pakistaní, miles de personas interpretaron que esto merecía un festejo y se agruparon en distintos puntos de los Estados Unidos a cantar, gritar y agitar banderas de su país.
Luego de que los anuncios oficiales de Barack Obama, presidente estadounidense, confirmen la noticia aparecieron distintos voceros asegurando que ahora el mundo era más seguro, pero al mismo tiempo declaraban su máxima alerta en aeropuertos, edificios públicos y embajadas de todo el mundo.
Las contradicciones se multiplican del solo pensar que el mismo hombre que recibió meses atrás el premio Nobel de la paz mandó a cometer un asesinato y no conforme con esto se jacta de hacer justicia por mano propia frente a este presunto terrorista que participó de un enfrentamiento sin haber disparado un solo balazo y recibió varios en todo el cuerpo, según el mismo informe que proporciona la Casa Blanca.
La noticia invade los noticieros de todo el mundo pero a ninguno parece importarle demasiado el asesinato de una persona, todos coinciden en que este es el camino a la paz mundial, pero al mismo tiempo destacan que son muchísimas las posibilidades de un contraataque por parte de los fanáticos con lo cual si esto ocurriera habría un nuevo enemigo que perseguir y la fórmula se repetiría nuevamente como sucede a través de la historia.
Así como los españoles asesinaron miles de indios en el nombre de la fe para quedarse con los valiosos recursos naturales del continente latinoamericano hoy Estados Unidos invade países en nombre de la paz y de la democracia para saquear el petróleo, motor básico en su modelo ultra capitalista.
Pero esta estrategia no podría llevarse a cabo sin su pata más fuerte, el viejo truco del miedo. Los medios de comunicación masivos desinforman, horrorizan y generan caos porque simplemente son títeres de las políticas que digitan desde más arriba los poderes políticos y económicos yanquis.
Sin un pueblo temeroso no podrían llevarse a cabo muchas de las acciones que realizan quienes manejan los piolines de la marioneta universal, como bien decían Pedro y Pablo en “La marcha de la bronca”. La influencia de los grandes medios es impresionante, solo basta ver la repetición absurda de algunas palabras que repiten los comunicadores que terminan formando parte del lenguaje popular pese a que muchos de los que las utilizan no saben ni siquiera el real significado.
Así es como se tergiversa la realidad a tal punto que muchos ni siquiera son concientes de cuales son los límites que impone la ley, el derecho internacional y las mismas normas con que la sociedad misma se autorregula. El miedo toca los sentimientos más profundos del ser humano, lo paraliza y saca de si sus ideas más conservadoras, nos enfrenta a unos con otros sin motivo alguno solo aquella premisa falsa sobre la cual argumentan los poderes políticos y económicos.
La ecuación es simple: Fundamentalismo+ Terrorismo= Miedo=Mantenimiento del Status Quo=Camino libre para llevar adelante sus asesinatos= Seguir en marcha con su plan liberal de exclusión social y concentración de las ganancias.
Con este panorama no es una simple anécdota que el mayor nivel de aprobación popular de la gestión de Obama sea luego del asesinato de Bin Laden por el contrario es la confirmación de que el plan macabro que llevan adelante las potencias mundiales marcha a la perfección.